Nuestra Orden fue fundada en 1610 por San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca de Chantal en Annecy, Francia, bajo la inspiración del Espíritu Santo y en respuesta a un designio divino muy concreto. Cuando se le preguntaba a San Francisco de Sales el por qué de su fundación, decía: “Es para dar a Dios Hijas de oración, tan interiores que sean halladas dignas de servir a Dios y de adorarle en espíritu y en verdad”. “Dejando a las grandes Ordenes ya establecidas en la Iglesia, el honrar a Nuestro Señor por medio de excelentes ejercicios y virtudes brillantes…quiero que mis Hijas no tengan más pretensión que la de glorificarle por su vida humilde”.

Esta es la hermosa Annecy, ciudad en la que vivió nuestro Santo Fundador Francisco de Sales. Al pie de estas montañas y a orillas de este transparente lago, tuvo lugar el inicio de nuestra Orden de la Visitación. Esta geografía con su belleza ha marcado nuestra espiritualidad… En el inmenso mar del Corazón de Cristo descubrimos la anchura, la profundidad, la serena extensión y belleza del amor que El tiene por cada hombre y su deseo de comunicarnos esta experiencia. Al pie de estas montañas y a orillas de este transparente lago, tuvo lugar el inicio de nuestra Orden de la Visitación.

Esta es la Basílica de la Visitación, lo que nosotras llamamos “Nuestra santa Fuente”. Allí descansan los cuerpos de nuestros Santos Fundadores: Francisco y Juana Francisca. El 6 de junio de 1610, nuestra Santa Madre Juana Francisca de Chantal junto con dos compañeras, Marie Jacqueline Favre y Jeanne Charlotte de Bréchard , comenzaban este nuevo modo de vida. Así comenzó esta búsqueda del Amor de Dios …intentando hacer presente en el mundo la humildad, la mansedumbre, el Rostro dulce de Jesús. ¡Esa es nuestra misión! Nuestro Santo Padre Francisco de Sales, dijo inspirado; “Nuestra pequeña congregación es obra de los Corazones de Jesús y de María. El Salvador moribundo nos dio a luz por la sagrada herida de su Costado”.

En 1673, en armonía profunda con la inpiración fundacional, nace por pedido expreso del Señor, la misión de dar a conocer, amar e irradiar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en la persona de una humilde visitandina: Santa Margarita María de Alacoque.